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miércoles, 24 de junio de 2009

Fallingwater House

La casa de la Cascada o casa Kaufmann (en inglés: Fallingwater) es la obra cumbre de Frank Lloyd Wright y una de los hitos principales de la arquitectura del siglo XX. Está situada en Bear Run, Pensilvania (Estados Unidos) y fue terminada en 1939. Frank Lloyd Wright (1876-1959) es considerado por algunos autores como el mejor arquitecto estadounidense, y a su vez, la "casa de la cascada" su obra maestra. Llamada «la residencia más famosa que se haya construido», la AIA (American Institute of Architects) la ha juzgado como «el mejor trabajo de un arquitecto estadounidense».
Diseñada entre 1934-1935 y construida durante 1936-1937 en Pennsylvania, Fallingwater fue la casa de campo para Edgar Kaufmann, su esposa Liliane y su hijo Edgar Jr., dueños de unos grandes almacenes en Pittsburgh. Hoy en día Fallingwater es un monumento nacional en Estados Unidos que funciona como museo y pertenece al Western Pennsylvania Conservancy. Fallingwater sigue los principios de "arquitectura orgánica" enfatizados por Wright en su escuela y estudio Taliesin. Básicamente consiste en integrar en una unidad (edificación) los factores ambientales del lugar, uso y función, materiales nativos, el proceso de construcción y el ser humano o cliente. Existen varias anécdotas sobre la construcción de Fallingwater; la localización preferida de los Kaufmann en su finca de verano estaba situada frente a la cascada formada por el riachuelo "Bear Run". Después de un par de visitas al lugar, proponer y ser aceptada la construcción sobre la cascada, y nueve meses "sin tocar un lápiz", Frank Lloyd Wright "germinó" el proyecto en su cabeza. Cuando Edgar Kaufmann anuncio su visita a Taliesin (septiembre de 1935), Wright se sentó y dibujo el primer boceto de la casa y los planos se desarrollaron en pocas horas. Wright le comento a Kaufmann "...diseñada para la música de la cascada...para quien le gusta oírla". Hoy en día el sonido de la cascada se percibe desde cualquier lugar de la casa.

Proyecto
Edgar J. Kaufmann era un hombre de negocios de Pittsburgh y un fundador de los “Grandes Almacenes Kaufmann”. Su hijo, Edgar Kaufmann Júnior, estudió arquitectura durante un corto periodo de tiempo en la escuela-residencia Taliesin de Wright, un lugar en que el arquitecto enseñó a grupos reducidos durante una época en la que no disfrutaba una gran demanda de proyectos. Los Kaufmann compraron una parcela boscosa fuera de Pittsburgh con una cascada del arroyo del Oso y algunas cabañas de madera. Cuando las cabañas de su finca se deterioraron tanto que tuvieron que ser reconstruidas, el señor Kaufmann entró en contacto con Wright. Inicialmente, los Kaufmann asumieron que Wright diseñaría una casa con vistas a la cascada.
Frank Lloyd Wright pidió un estudio topográfico del área alrededor de la cascada, que fue realizado por la Compañía Fayette Engineering de Uniontown, e incluyó todas las rocas, árboles y curvas de nivel. Posteriormente, Wright creó un nuevo mapa en que precisaba el diámetro de los troncos de los árboles y la especie a la que pertenecían. Cuando Wright comunicó que la casa iba a estar sobre la cascada la familia se negó en un primer momento, aunque después el arquitecto les convenció de que esa era la mejor opción. La Casa de la Cascada se convirtió en la casa de los fines de semana para la familia desde 1937 a 1963. Cuando el matrimonio Kaufmann murió, el hijo vendió la Casa de la Cascada a la Fundación Frank Lloyd Wright porque se vio incapaz de afrontar los elevados impuestos que el edificio imponía. Desde 1964, año en que se abrió al público, la Casa de la Cascada ha recibido casi cuatro millones de visitas (datos de julio de 2006). El terreno en el que se ubica la casa tiene abundancia de rocas a nivel del suelo, las cuales sirvieron de cimentación del edificio. La zona tiene un relieve ligeramente accidentado, un bosque de árboles caducifolios que se mantiene prácticamente virgen ya que solo un camino peatonal conduce a la casa, y el arroyo del Oso, en el cual está la cascada de la casa. Del terreno del lugar se extrajeron rocas que conforman mamposterías de la parte baja de las fachadas del edificio, colocadas en ese lugar para crear una progresión desde la roca natural del suelo hasta el hormigón de las partes altas. El resto de las fachadas es de color crema, color contrastante con el entorno verde o marrón (según la estación). Otro elemento contrastante de la casa son las formas ortogonales que tienen los voladizos y las paredes, imponiéndose así la casa como “arquitectura”.

El edificio guarda una relación con el entorno que llega a ser de respeto o adaptación al medio. Así, los cimientos de la casa son las rocas del lugar, y algunas de ellas sobrepasan el ancho forjado de la primera planta asomándose junto a la chimenea. Gran parte de la casa está en voladizo, situado encima del arroyo. Los ingenieros de Wright no confiaron en que esa estructura fuese a aguantar y aconsejaron a Wright que rectificara. El orgullo de este arquitecto le permitió ceder poniendo únicamente unas piezas metálicas que sostienen al voladizo, el cual aun sigue en pie después de sufrir los efectos de un tornado. La casa, de dos plantas, se extiende horizontalmente con prominentes voladizos y terrazas, sin embargo hay un núcleo que crece verticalmente, en el que está la chimenea. Tiene unas ventanas que se extienden verticalmente y que pasan de una planta a otra, mostrando así los forjados. Éste núcleo vertical es el “corazón” de la Casa de la Cascada.

En la cara norte de la casa, la opuesta a la que “vuela” sobre el arroyo, hay una serie de pérgolas a modo de toldo que transcurren desde la pared exterior hasta un talud de piedra que se eleva sobre el camino que conduce a la entrada. A este sitio se le conoce como el “bosque de la casa”. Dos pérgolas describen un arco que esquiva el tronco de dos árboles. Este recurso lo usó Wright para dejar claro el respeto a la naturaleza con el que está diseñada la casa. Las sombras que proyectan las pérgolas se asemejan a las de los troncos, efecto que hace que la sombra de la casa se difumine en las de los árboles. En el suelo de la terraza del despacho del señor Kaufmann se dejó dos huecos para que fuera traspasada por dos árboles. Éstos se murieron durante la construcción de la vivienda y no se llevaron a cabo dichas aberturas.

Al parecer E.J. Kaufmann desconfió del cálculo estructural de Wright y secretamente aumentó acero en la estructura, lo que motivó la ira del arquitecto quien le recriminó su falta de confianza. Sin embargo, Wright se equivocó en el cálculo estructural. Gracias a ese acero extra los voladizos no colapsaron, sin embargo ya en los años 90 se observaba una deflexión de hasta 20 cm. Trabajos de postensado en el 2001 lograron estabilizar la estructura, pero costaron 11,5 millones de dólares, unas 100 veces el costo original de la casa.

Interior de la casa
En el interior de la Casa de la Cascada encontramos habitaciones singulares por su distribución, ubicación y acabados. Al entrar en la casa por principal, situada en la cara norte, accedemos a una pequeña habitación con función de recibidor ubicada bajo las escaleras que conducen a la segunda planta. Pasada dicha habitación se entra en la sala de estar, el habitáculo más grande de la casa desde el que se divisan unas vistas espléndidas del bosque que rodea la vivienda. Al entrar, frente por frente está el llamado “rincón de la música”, cuya etimología se desconoce, a la derecha está la zona con sofás y detrás del “rincón de la música” está la “escalera del agua”, llamada así porque baja a una pequeña plataforma que está junto al arroyo. Para bajar por ésta es necesario abrir unas mamparas correderas de vidrio. Los escalones de la “escalera del agua” están colgados de unos cables en tracción unidos al primer forjado.

Las paredes de la sala de estar, al igual que las del resto de la casa, son iguales que las de fuera, con partes de mampostería de piedra del lugar. El suelo es de piedra marrón y el techo tiene un diseño que envuelve a las lámparas incluidas en el mismo, diseñadas expresamente para esta casa. Según se entra al comedor, a mano derecha, está la chimenea, rodeada de piedras naturales que afloran del suelo. A su izquierda está la “bola del vino”, un contenedor rojo circular provisto de una bisagra que posibilita colocarlo sobre el fuego para calentar la bebida que contiene. A ambos lados de la habitación hay una puerta que conduce a una terraza. La del lado este tiene a su vez una escalera exterior que lleva a la terraza del dormitorio del hijo de los Kaufmann. A la izquierda de la chimenea está la puerta que conduce a la cocina, una habitación más pequeña que la sala de estar con muebles diseñados por Wright y exclusivos para esta casa, al igual que sucede con el resto de mobiliario de la vivienda. Entre la puerta de la cocina y la escalera está la mesa para comer, empotrada a la pared norte de la sala de estar.

En la segunda planta hay dos dormitorios, dos cuartos de baño y el despacho del señor Kaufmann, así como tres terrazas y las escaleras que conducen al mirador de la tercera planta. Según se accede a esta planta se entra en un pequeño pasillo que distribuye las dependencias. El dormitorio del hijo Kaufmann está sobre el “rincón de la música” de la primera planta, el cual tiene un pequeño cuarto de baño. Al este de este dormitorio está la terraza individual del hijo, en la que hay una escalera exterior que baja a la primera planta. Sobre la zona de sillones de la sala de estar está el dormitorio del matrimonio, el cual cuenta con un pequeño cuarto de baño y una extensa terraza que se extiende en voladizo en dirección sur. En la parte oeste de la segunda planta está el despacho del señor Kaufmann. En esta habitación hay una cama y una escalera que conduce al mirador que hay sobre la segunda planta. La chimenea asoma tanto en el dormitorio del matrimonio como en el despacho. En esta última habitación está la ventana acristalada corrida que se prolonga hasta la cocina. En la pared oeste del estudio hay una puerta que lleva a la terraza del mismo, en la que originariamente había dos árboles que atravesaban el forjado.


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5 comentarios:

  1. He tenido la suerte de visitar en octubre del 2008 la casa de la cascada. Sin lugar a dudas es una obra de arquitectura maravillosa. Vale la pena hacer la escapada si unos esta en EEUU. Queda a 6 hs de NY. No se arrepentiran.
    Saludos
    Ivan

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  2. Con tiempo y dinero iré... gracias por tu comentario!!

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  3. man gracias por todos tus aportes ya me he bajado algunos de los archivos porque me sirven bastante

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  4. me alegro que te sirva!!! vale la pena el esfuerzo!!

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  5. Enhorabuena y gracias por el post y por el pack de fotos. Me las acabo de descargar y son recomendadísimas. Un saludo!

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